27
noviembre 2015
Las mil caras de la
obesidad
María Valerio
España es uno de los países europeos donde se espera
un mayor incremento de la obesidad, según una advertencia reciente de la OCDE,
que alertaba de que casi el 30% de la población será obesa antes de 15 años.
Con pocas alternativas farmacológicas eficaces, la investigación se centra en las causas y prevención de este trastorno, que acarrea además miles de millones asociados por complicaciones como la diabetes, tumores, mortalidad cardiovascular...
Con este
sombrío panorama, se celebra en Málaga desde el miércoles el 12º congreso anual
de
Olor y comida
Uno de los estudios presentado en Málaga lleva la firma del doctor Fernando Fernández Aranda, investigador principal del grupo Trastornos de la Alimentación del CIBERobn, que ha indagado en la relación entre el olfato y conductas alimentarias extremas (no sólo la obesidad, sino también la anorexia).
Como explicaba
Fernández Aranda a
Esa reducción en la capacidad olfativa tiene una relación directa con el llamado comer emocional, que hace que ciertas personas sean más propensas a recurrir a la comida como vía de escape en determinadas situaciones emocionales. A diferencia del olfato, añade, el gusto no tuvo un valor tan predictivo en las pruebas que se realizaron y no se asoció tan claramente a un aumento de peso
Refrescos: calorías líquidas
Otro de los grandes protagonistas del simposio serán también los refrescos, cuyo papel en la ganancia de peso está ya más que demostrada, como recuerda por su parte el doctor Miguel Ángel Martínez-González, de la Universidad de Navarra. "Las calorías que vienen de las bebidas azucaradas son las más peligrosas para la salud", alerta uno de los científicos que más ha peleado para demostrar esta relación y la influencia de la industria de los refrescos para minimizar ante la opinión pública este fenómeno.
"En algunos países el consumo medio de refrescos es de una lata por habitante y año (incluyendo a niños ancianos...) y este consumo excesivo es un problema que está detrás del problema de la obesidad", señala este catedrático de Salud Pública.
El problema de estas calorías líquidas, como las llama Martínez-González es que el cerebro las interpreta como si fuese agua, y no las descuenta después de la ingesta calórica. "Son, además, calorías vacías, porque no aportan nada más al organismo, por lo que quien las consume está malnutrido a pesar de esa ingesta de calorías", añade.
Martínez-González aclara que la cantidad de fructosa que contienen estas bebidas (procedente del sirope de maíz, "muy barato para la industria") supera la cantidad del 5%-10% de azúcar en las calorías totales de un día que se recomiendan. Además, "tienen un efecto rebote en el organismo, porque liberan a la sangre gran cantidad de azúcar, súbitamente, a lo que el organismo responde con una secreción de insulina que al cabo de dos horas o así se traduce en una hipoglucemia que provoca hambre de nuevo. Es un círculo vicioso".
La alternativa
de los refrescos light puede ser una opción por su
composición a base de edulcorantes artificiales que no aportan calorías y cuyo
consumo moderado no tiene efectos adversos adversos
para
En el congreso
de Málaga, Martínez-González debatirá con
Otras investigaciones
Otra de las mesas
del congreso, a cargo de
En el caso de la obesidad, este terreno está aún sin explorar, aunque como explica el especialista español, "lo que sí está cada vez más claro es que en los últimos años hemos sufrido una pérdida de la diversidad bacteriana que habita en nuestro intestino, por causas como la excesiva asepsia o el uso de antibióticos".
Finalmente, en
el congreso también se abordarán las últimas técnicas quirúrgicas (cirugía bariátrica) para los casos más extremos y los últimos
fármacos aprobados. "Después de años huérfanos de tratamientos
farmacológicos,
Eso sí, ambos tratamientos están indicados para ir acompañados siempre de dieta sana y ejercicio físico porque, de otra manera, están condenados al fracaso.